29 ene 2011

CAPÍTULO 8: El Zombi, objeto y concepto

8.1- Desmitificando al Zombi:
El Muerto Viviente, Caminante, No-muerto, Reanimado, Mordedor, Antropófago Necrótico, o simplemente Zombi, es uno de los elementos fundamentales del juego, y es necesario que nos detengamos para hablar sobre él.
A lo largo del tiempo, se ha dicho mucho y se ha demostrado muy poco acerca de esta peculiar criatura. Se han arrojado especulaciones contradictorias sobre la mesa, generando confusión y decepción entre sus adeptos. Para no romper con la tradición, en este capítulo hará lo mismo.
8.1.1- El zombi, y su rol en la sociedad:
El zombi no es la razón de la caída de la civilización conocida, solamente es el catalizador que la aceleró.
La organización grupal es parte de la naturaleza humana, y estamos impulsados a movernos en número. El comportamiento tribal nos lleva a juntarnos con aquellos que consideramos semejantes, para conformar grupos compactos, cuya sinergia mejore nuestras chances de sobrevivir y, obviamente, a expulsar del seno seguro a aquellos que propicien un desequilibrio o que no se adapten a sus dogmas. El problema es que la conformación de las ciudades, impide que “escojamos” a quienes forman parte de nuestra cercanía. Podemos limitar nuestro entorno social, pero no podemos evitar que cerca de la pequeña parcela de territorio a la que llamamos hogar, habiten desconocidos. Debemos compartir los espacios libres, competir por los emparejamientos, luchar por los recursos… y uno de los conceptos en los que se sustenta la existencia de las ciudades, es la excesiva disponibilidad de recursos. Las bases de la civilización moderna, refuerzan el concepto de hombre-individuo capaz de autoabaste-cerse, inserto en una aglomeración masiva, llamada sociedad.
El zombi, es la aparición espontánea e inesperada de un peligro desconocido, en el mismo seno de la sociedad. Genera pérdidas humanas masivas, pero su aporte más significativo, es la confusión. Algunos reaccionan tratando de salvarse a sí mismos, y a sus seres cercanos, mientras que otros luchan solamente por su supervivencia individual. Cuando los intereses de dos o más de estos “grupos” se cruzan, entonces es cuando nace un conflicto. 
No, el zombi no es el motivo de la caída de la civilización conocida. La peor parte de la naturaleza del hombre, que sale a flote cuando la confusión nubla a la razón, es el verdadero motivo. 
8.1.2- El zombi, como vector de la pandemia:
Es popularmente conocido que si un zombi muerde alguien, éste pronto morirá y se convertirá en zombi. Es casi una verdad universal, como en su tiempo lo fue pensar que la tierra era el centro del universo. Lo cierto, es que esto también es un mito.
Todos se convertirán en zombis, tarde o temprano, sin importa la causa de la muerte. La infección ha contagiado a toda la humanidad, o por lo menos a toda la que ha tomado contacto con algún infectado. Si algún pueblo no está infectado, su aislación del resto de sus congéneres es tal, que podríamos considerarlos insignificantes; y de todas formas, el mero contacto con una persona aparentemente saludable, pero portadora de la plaga, rápidamente esparciría el mal entre los sanos.  
En verdad, la mordedura de zombi tiene otra característica particular, que la hace realmente peligrosa. El no muerto es un ser en descomposición, y por lo tanto esta plagado de bacterias afines a atacar al cuerpo humano. Cuando un muerto vivo muerde a una persona, estas bacterias comienzan su invasión, intentando diseminarse por el torrente sanguíneo.  Mientras más próxima esté la herida del aparato circulatorio, más veloz será la propagación. A esta gravísima infección bacteriana se la denomina septicemia, y aun en condiciones  sanitarias adecuadas, y con tratamientos médicos intensivos, tiene un índice de mortalidad altísimo.
La septicemia puede comenzar con picos febriles, escalofríos, respiración acelerada y frecuencia cardíaca rápida. La persona igualmente luce muy enferma.
Los síntomas avanzan rápidamente hacia un shock con fiebre o disminución en la temperatura corporal (hipotermia), descenso de la presión arterial, confusión u otros cambios en el estado mental y problemas en la coagulación de la sangre que llevan a un tipo específico de manchas rojas en la piel.
En el lamentable caso de que un personaje sea mordido, lo primero que deberíamos observar, es su resistencia física. Eso nos dará una idea de cuantas horas de vida le quedan, en caso de que la herida no sea tratada adecuadamente. Para tener una idea aproximada, nadie ha sobrevivido más de un par de días, sin tratamiento.
8.1.3- El zombi, y su lento caminar:
La velocidad de un zombi siempre a dado mucho de qué hablar.
Algunos piensan que el rigor mortis provoca que casi no puedan moverse, lo cual es un error. El rigor mortis es una condición que dura unas pocas horas, y luego se desvanece. Demora 3 ó 4 horas en manifestarse, y luego de las primeras 12 horas comienza a desvanecerse. A largo plazo, el desplazamiento lento no lo causa esta condición, sino la descomposición de los tejidos blandos del cuerpo. El deterioro puede acentuarse más, con el depósito de larvas de insectos o la exposición a un medio agresivo.
Pero si el rigor mortis demora unas horas en aparecer, y luego desaparece, y la descomposición de los tejidos blandos puede demorar… ¿por qué los muertos vivos se mueven lentamente desde un comienzo?
La respuesta es sencilla: No es así. En un comienzo, al menos, se tienen garantizadas unas cuantas horas de frenética actividad física.
8.1.4- El zombi, y su dieta selectiva:
Algunos sostienen que los zombis solo se alimentan de carne humana, dejando pasar cualquier otro animal. Bueno, les tengo malas noticias: carne es carne. No hay diferencia de dónde provenga. Lo que sí es seguro, es que solo se alimentan de carne fresca, delicadeza que los sobrevivientes no agradecen (en otras palabras, los zombis no se comen entre ellos).
Ahora, el cómo distinguen entre una persona viva, y una muerta, eso es otro tema. Quizás lo hagan por el olor, o perciban los signos vitales por mecanismos que no podemos discernir. Pero el sobreviviente promedio no suele preguntarse eso, mientras corre por su vida.
8.2-Anatomía del zombi
 ¿Qué sabemos del zombi? Bueno, a simple vista sabemos que tiene cuerpo humano, ha muerto, y se niega a quedarse estático.
Si comenzamos un laborioso estudio pormenorizado, diseccionando su anatomía, descubrimos que separando una porción cualquiera de músculo, del sistema nervioso principal, ésta deja de moverse. Si procedemos metódicamente, llegaremos a que separando la cabeza del cuerpo, el torso completo deja de moverse, mientras que la cabeza continúa en actividad. Esto nos trae dos conclusiones: 
El cerebro sigue teniendo una importancia central en la existencia del Zombi.
La cabeza sigue siendo un potencial peligro.
A parte del cerebro, no es posible encontrar otro punto que pueda considerarse “vital”, en el zombi. No ha sido posible comprobar si sus otros órganos funcionan. Solo podemos suponer cosas.  En algunos casos, por ejemplo,  se los ha visto regurgitar la comida que tan desesperadamente cazaban, haciéndonos pensar que sus aparatos digestivos no funcionan todo lo bien que debería.
En fin, no es tan fácil estudiar a un zombi hoy en día. Pero lo primero que se me viene a la cabeza al verlos moverse cuasi desmembrados, desviscerados, corriendo furibundos o arrastrándose penosamente, es que cada uno parece un mundo completamente distinto.
8.3-Inteligencia Colectiva Zombi
No sabemos a ciencia cierta si los Muertos Vivos tienen o no algún tipo de inteligencia. En algunos casos, se los ha visto sujetando objetos muy relacionados con sus antiguas vidas, o intentando atravesar puertas usando el picaporte.
Tal vez quede algo de lo que alguna vez fueron en el interior de esas masas marchitas de carne. O quizás algunos destellos de memoria arraigados fuerte-mente, han sobrevivido en sus cerebros en descomposición. De todas formas, no puede caracterizar eso como una “inteligencia humana”. De hecho, cada vez que realizan un acto razonablemente inteligente, como evadir un obstáculo, tomar una ruta alternativa o cambiar de blanco, parece más el resultado de la casualidad, la insistencia o de un acto fortuito…
Sin embargo es curioso verlos agruparse y actuar como un conjunto. No es exactamente un “trabajo de grupo”, sino más bien un trabajo multitudinario. Se agrupan, caminan en la misma dirección, se agolpan alrededor de puntos donde han hallado comida, y de vez en cuando, si alguno de los miembros que se ve impulsado quién sabe por qué cuestión del destino consigue alguna especie de innovador éxito, el resto lo sigue.
Inteligencia colectiva o posibilidad probabilística, confiar en que los zombis siempre actuarán de la misma forma, o intentarán las mismas artimañas, es tentar al destino para que falle en nuestra contra.
8.4- Instintos naturales del zombi:
Bueno, por más extraños y repulsivos que parezcan, debemos aceptar que poseen algo parecido a una “naturaleza”. A empujones y mordidas se han situado, aunque sea momentáneamente, en un lugar importante del ciclo natura, y a pesar de que parezca que lo violan indiferentemente, la naturaleza es sabia y sabe colocar a cada uno de sus miembros en su lugar… o los extingue con plagas y enfermedades… como a los humanos.
En la búsqueda del lugar de pertenencia, el zombi sigue lineamientos de comportamiento que aunque no obedece al pie de la letra, pueden enmarcar el comporta-miento general de la masa.
Instinto de manada: Los zombis tienen un marcado instinto de manada. Suelen seguir la tendencia de agruparse, por lo que individuos solitarios que deambulen por ahí pronto se unirán a otros para viajar en compañía, o se estancarán en algún sitio para contemplarse eternamente entre sí.
Instinto de caza: El zombi es un cazar hambriento de carne fresca. No metería ni un bocado de un cadáver viejo en su boca, pero la carne caliente y fresca no debe ser desperdiciada.
Conoce sus armas, y las usa lo mejor que puede. Si le es posible, intentará morder el cuello de su presa para liquidarla rápidamente, o al menos atacará los tendones y músculos de las piernas, para evitar que escape. 
Persistencia: El viejo dicho “persevera y triunfarás” parece más adecuado para los zombis que para los supervivientes. Es fácil para ellos, parecen no tener otra cosa que perseverancia.
Esto se ve claramente, en el caso de una persecución. Si bien una persona puede dejar atrás a cualquier muerto aletargado, este la seguirá incansablemente y le dará alcance cuando se detenga. Como corolario, podemos agregar que mientras más camine la persona, más zombis la seguirán…
Hábitos nocturnos: Por algún motivo, la noche parece animarlos. Incluso algún muerto vivo remolón, sentado placidamente en un rincón, puede sentirse reanimado por la noche. De hecho, la ausencia del astro rey parece incitarlos al descaro, motivándolos a trasgredir los límites. Para un superviviente, la noche es el momento ideal para acurrucarse en un rincón y sollozar hasta la vuelta del día. 
8.5- Ciclo de No-Vida: 
La gran pregunta es: ¿Cuánto puede no-vivir un zombi? Es evidente que los zombis no pueden tener hijos (aunque a estas alturas podríamos decir también que era evidente que los muertos no podían levantarse). Por lo dicho anteriormente, podríamos considerar a cualquier ser humano un “estado larval de zombi”, pero como más de 95% de la raza humana ha desaparecido, estamos seguros de que el boom demográfico ha pasado. Entonces, podríamos pensar que cuando los zombis actuales se resignen a desaparecer, entonces la gran crisis habrá desaparecido.
Hay factores que nos indican que tarde o temprano deberían “podrirse”. Supongamos que mantenerlos alimentados alivia la entropía en aumento de sus células, permitiéndoles sostenerse por más tiempo (e incluso proveerles de la energía necesaria para moverse y actuar). Entonces la escasez de comida tendría que repercutir tarde o temprano en su número. Grandes grupos de zombis, incapaces de cazar algo más que ratas y alimañas, no serían factibles.
Por otro lado, un cadáver deambulante es prácticamente un ecosistema en sí mismo. La caída del sistema inmunológico y la incapacidad por higienizarse, lleva a una proliferación descomunal de bacterias y hongos que se alimentan de los tejidos blandos, mientras que a una escala dimensional mayor los insectos hacen su parte del trabajo, depositando gusanos sobre las heridas abiertas.
Podríamos colocar nuestras esperanzas en que en un par de meses, la mayoría de los zombis debería haber desaparecido. Es desalentador cuando esto no sucede. A pesar de estar en sostenida degradación, es alarmante ver como no es tan veloz como uno quisiera. Es evidente que son un hito excepcional de la naturaleza. Pero aun así, es posible definir un “ciclo de vida”.
8.5.1- Levantamiento:
A falta de un mejor nombre, esta es la forma en que se designa al surgimiento de un zombi.
El período de tiempo entre la muerte del humano y el levantamiento del zombi, es absolutamente variable. El proceso puede demorar desde unos segundos hasta unas cuantas horas. Un tanto pesimista, se puede decir que siempre se produce en el momento más dramático.
El retorno a al mundo de los “movientes”, puede ser muy traumática, provocando un aletargamiento inicial en las reacciones. Pero siempre hay violentas excepciones.
8.5.2- Período inicial:
En este período de no-vida inicial, el zombi es capaz de un enorme despliegue físico. Puede correr grandes distancias y saltar ferozmente sobre una víctima. Son especialmente irritables, y no dudarán en actuar. Por suerte es un período breve de sus vidas.
Si sirve de consuelo, es “posible” que una mordida de estas criaturas prematuras, no sea tan infecciosa como en sus estados posteriores.
8.5.3- Período avanzado:
La descomposición ha comenzado, dificultando el movimiento y reduciendo drásticamente su velocidad de desplazamiento. Aletargados pero tercos, son capaces de seguir a una víctima hasta alcanzarla, no importa la distancia que tengan que recorrer.
Aun plenos de energías, pueden comenzar inexplicables peregrinajes en manada, que los llevarán quién sabe a que rincones del ancho mundo. A estos se les suele llamar “caminantes”.
8.5.4- Período tardío:
La descomposición alcanza puntos importantes, y las reservas de energía se reducen drásticamente. Raramente comenzarán un peregrinaje sin un motivo, y la mayor parte del tiempo preferirán permanecer contemplando la nada. 
8.5.5- Período de aletargamiento:
Tarde o temprano la escasez de energías o estímulos, los llevan a tomar una postura más “cadavérica”. Se dejan caer en algún rincón propicio, y permanecen estáticos, hasta que algo realmente los motiva a cambiar de actitud. Pueden parecer cadáveres reales, completamente inertes, pero siguen siendo tan letales como cualquier otro de sus congéneres.  

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